Desarrollo personal. El arte de conversar haciendo sentir bien a la gente.


Por Casandra.

Tus Buenos Momentos.

La comunicación es hoy más fácil que nunca, en el sentido de que, gracias a la tecnología, somos más accesibles para muchas personas. Pero, por fácil y accesible que sea la comunicación, nadie nos quita la tarea de aprender a conversar.

Porque la conversación no es una reunión de personas donde cada una expresa lo que le sale del gorro sin escuchar al resto. Las conversaciones nos dan la oportunidad de aprender del otro, de hacer una contribución (grande o pequeña) en su vida y de conectar, con lo importante que es eso.

Bueno, no todas ellas son tan edificantes, pero es interesante ir entrenando con las más ligeritas para manejarnos mejor con las sustanciosas. Y, para tal propósito (mejorar nuestras conversaciones), vamos a reunir un puñado de propuestas a continuación. ¿Qué te parece?

1. Ahorrar en prejuicios

Sin que tengamos que ser conscientes de ello, a veces nos hacemos una opinión acerca de la persona con la que vamos a hablar. Puede que nos influyan su ropa, sus movimientos… u otras características.

No la conocemos realmente, pero la tenemos “catalogada” en poco rato. Suele ocurrir, porque nuestro cerebro es un ladino al que no le gusta que lo tomen por sorpresa.

Lo importante aquí es evitar que ese juicio rápido nos impida escuchar lo que esa persona está diciendo.

Imagínate que la primera vez que te veo tú llegas todo sucio a la habitación. Mi primer pensamiento sería: Qué dejado es este tipo. Podría haberse arreglado un poco antes de la reunión…

Lo que yo no sé es que saliste de tu casa todo limpio, impoluto. Y que, de camino aquí, te cruzaste con un camión que te llenó de barro hasta las cejas.

Total, que encima de pensar que estás peleado con la higiene (siendo mentira) decido no ponerte atención por la mala impresión que me has causado.

Quizás mi cerebro haga un diagnóstico acertado o, como en este caso, muy equivocado. Pero seré consciente de que es eso: Es un prejuicio, que haré a un lado para escucharte.

2. Escuchar

La habilidad “estrella” en las conversaciones: Saber escuchar al otro.

Hay personas que lo hacen muy bien:

•Te miran haciéndote sentir que te están escuchando.
•Intentan entenderte, ponerse en tu lugar.
•Esperan con calma que te expreses, sin interrumpirte.
•Y, antes de tomar la palabra, se esperan unos instantes para asegurarse de que has terminado de hablar.

Yo las admiro, porque todavía soy de las criaturas que se sienten un poco incómodas con los silencios en medio de una conversación(sobre todo cuando no tengo confianza con mi interlocutor). Siento una tensión extraña, que pretendo ir venciendo poco a poco.

3. Elegir bien las palabras

Ese: “Piensa antes de abrir la boca para hablar” es uno de los mejores consejos que he recibido en toda mi vida.

Cuántas veces, por precipitarnos, decimos cosas que no pensamos… Amén de un cúmulo de estupideces, que pueden hacer daño a otros o volverse en nuestra contra. (Hablo sobre todo por mí, que conste.)

4. Ser amable

Conversar mostrando interés en el otro y con buenas maneras (sin gritar o hacer uso innecesario de exabruptos) también es una sana costumbre.

Porque muchas veces no recuerdan lo que decimos, pero sí cómo lo decimos; cómo se siente la gente que nos escucha. Y, si puedes hacer sentir bien a alguien cuando tienes la ocasión, ¿por qué no hacerlo?

Permíteme que intercale aquí un post muy útil y práctico que habla demeteduras de pata en las conversaciones. Fíjate que, incluso intentando ser amable, hay veces en las que patinamos: Frases a evitar en una conversación.

¡Ah! Que nos se nos olvide aclarar que se puede ser amable a la par que directo y claro. Cuando haga falta decir que no o mostrar desacuerdo, se hace. Con amabilidad, pero se hace: Defiende tus límites en las relaciones.

5. Ser honesto

Siempre que se pueda, la verdad es mejor opción que la mentira.

Con esto también sigo haciendo mis prácticas, porque a veces me cuesta decir sin rodeos que no estoy de acuerdo con algo o que no me interesa.

Mentir es más fácil para salir del paso en algunas ocasiones. Pues sí… Pero yo no quiero seguir teniendo miedo de opinar diferente ni estresarme por haberme comprometido con algo que no me apetecía.

Decidido. Les añadiré a mis conversaciones más sinceridad.

6. Reconocer las buenas ideas

¿Qué piensas de esas personas que son capaces de rectificar y reconocer que otra idea es mejor que la suya o igual de válida? ¿Son más débiles por ello?

No tienen miedo de admitir que se han equivocado o aceptan que la idea del otro también es interesante, a pesar de no coincidir con la suya.

Es una actitud abierta y tolerante. Creo que más enriquecedora que empecinarse en una idea y no salir de ahí, aunque haya evidencias que demuestren que uno está equivocado.

Y vamos a dejar este compendio de elementos virtuosos en la conversación con uno, que si has llegado hasta aquí te has ganado:

7. Dar gracias

Gracias por escuchar, leer y reflexionar a mi lado. Has dedicado tiempo y atención a estas palabras. ¡Qué menos que agradecerlo!

Dar las “gracias” supone un reconocimiento a ese regalo que nos ha hecho nuestro interlocutor. Estupenda guinda para el final de una conversación: Gracias, amigo.

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